Empedocles.

Nació el 490 a.C.en Agrigentum (hoy Agrigento), Sicilia. 

Fue discípulo de Pitágoras y Parménides, llegaría a convertirse en uno de los humanistas más importantes de la antigüedad.
 
Filósofo y poeta griego. Realmente se conoce muy poco de la biografía de Empédocles; su personalidad está envuelta en la leyenda, que lo hace aparecer como mago y profeta, autor de milagros y revelador de verdades ocultas y misterios escondidos. Empédocles nació en el seno de una familia ilustre, y llegó a ser jefe de la facción democrática de su ciudad natal. Su fama como científico y médico- taumaturgo, unida a su posición social, le permitió ocupar importantes cargos en la vida pública. El final de su vida lo pasó exiliado en el Peloponeso. Se forjaron varias versiones en torno a su muerte, la más conocida de todas es aquella según la cual se habría arrojado al volcán Etna para ser venerado como un dios por sus ciudadanos.
 
A diferencia de los milesios, quienes sostenían que había un Principio Único de Todas las Cosas, Empédocles sostenía que había cuatro substancias fundamentales: tierra, agua, aire y fuego. Todas las cosas se forman por mezcla y separación de estos cuatro elementos.
 
Estos elementos, según Empedocle "eternamente subsistentes y no engendrados", son indestructibles, no nacen ni perecen, y por la mezcla de sus partículas con las de los otros tres elementos se forman las diversas cosas que conocemos. El devenir es cambio por reunión y separación de partículas, pero, con propiedad, nada nace y nada muere. “No se da nacimiento de ninguna de las cosas mortales, ni un acabarse en la maldita muerte, sino sólo mezcla y cambio de las cosas mezcladas.”
 
Las substancias primigenias son puestas en movimiento por las dos fuerzas originarias, el amor y el odio. “Ya surge de muchos algo uno, ya se disocia de nuevo, y este cambio constante nunca termina. Ya se reúne todo en uno en el amor, ya se separan las cosas particulares en el odio de la contienda.” El proceso del devenir del mundo recorre cíclicamente cuatro etapas, de un modo regular y automático: en la primera, domina el amor y no hay separaciones; en la segunda, la unidad se rompe en pedazos y va en aumento la multiplicidad movida por el odio; en la tercera, el odio se impone y sólo se da separación; en la cuarta, el amor va generando una unidad cada vez mayor hasta que todo retorna a la primera etapa.
 
En su concepción del hombre, Empédocles se mueve en la línea de los pitagóricos. Sostiene que las almas estaban originariamente con los dioses en el Mundo de los Espíritus y que, por alguna razón (culpa), cayeron a este mundo. Las almas deben pasar por una serie de reencarnaciones para recuperar su pureza y poder así regresar a su condición originaria.